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AVIFES ha realizado este estudio a lo largo del 2020 gracias a la colaboración del Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, y se ha presentado públicamente el 16 de abril del 2021 en una Webinar ante  250 personas de todo el estado, que ha tenido eco también a nivel internacional (Portugal, México y Argentina).

En la presentación, que corrió a cargo Itziar Ceballos, Gerente de Avifes, pudimos contar con el apoyo de Lide Amilibia Viceconsejera de Políticas Sociales del Gobierno Vasco, y Asier Alustiza, Director General de Promoción de la Autonomía de la Diputación Foral de Bizkaia.

Con este estudio, que tiene su punto de partida la investigación realizada en 2008 en este mismo ámbito, hemos querido  dimensionar y conocer las condiciones actuales de vivienda de las personas con enfermedad mental, sus necesidades, preferencias y expectativas de futuro del colectivo, identificando así perfiles de necesidad e itinerarios de atención adecuados, con el fin de poder plantear propuestas de actuación y de mejora.

Señalar en primer lugar la representatividad en la muestra del estudio al haber participado 429 personas con enfermedad mental y 112 familiares, así como personas expertas del ámbito social y sanitario, y entidades proveedoras de apoyo a personas con enfermedad mental.

Señalamos algunos de los datos, conclusiones y propuestas extraídos del estudio:

  • Destacar que el 65% de las personas que participan en el mismo, señalan como expectativa de futuro poder vivir en su propio domicilio, frente a un 15% que desea hacerlo en el domicilio familiar, y solo el 3% manifiesta querer hacerlo en una residencia y un 8% en una vivienda con apoyo con otras personas en su misma situación. Estos datos demuestran un cambio de tendencia en lo que las personas y sus familias quieren en su vida, y la consecución de estos proyectos vitales conlleva la necesidad de apoyos en diversos aspectos de su día a día, y en su entorno domiciliario, aspecto que es señalado por las familias, profesionales y las propias personas con enfermedad mental.
  • La falta de oportunidades formativas y laborales, que deriva en escasez de recursos económicos, la falta de confianza y autoconfianza en sus propias capacidades para vivir de manera independiente, y la escasez de apoyos especializados en el propio hogar, son un caldo de cultivo que les impide aspirar a una vida en comunidad que posibilite responder alto y claro dónde, cómo y con quien quiero vivir.
  • Existe un consenso entre todas las personas participantes en el estudio en relación al déficit de plazas residenciales y de viviendas con apoyo, por lo que es una prioridad incrementar el número de plazas en ambos dispositivos, así como disponer de recursos de respiro y estancias temporales para las personas con enfermedad mental, ya que no se han desarrollado hasta el momento.
  • Atendiendo a los resultados, parece claro que se debe apostar de manera clara y firma, tanto desde las administraciones públicas como desde las organizaciones, por el modelo de apoyo a la vida independiente, y por el diseño de proyectos individuales de vivienda con cada persona que permita una planificación adecuada.
  • No podemos olvidar que estas personas se enfrentan a múltiples barreras que les impiden desarrollar una vida independiente u optar a recorridos de mayor autonomía en su modelo de convivencia (inseguridad, sintomatología, falta de recursos económicos…), pero hay situaciones que con los apoyos especializados adaptados a cada perfil  podrían desarrollar este itinerario.